NO TE IRRITES. NO TE ENOJES.
La irritación y el enojo no solo lastiman a los que rodean al individuo, sino a él mismo también; es la antítesis del equilibrio.
“A veces, la gente siente que el enojo es útil porque aporta una cuota adicional de energía y coraje. Cuando encontramos dificultades en nuestro camino es probable que consideremos el enojo como nuestro protector, pero si bien nos aporta más energía, ésta es esencialmente ciega. No hay garantía de que la energía no se convierta en algo destructivo para nuestros propios intereses. Por lo tanto, el odio y el enojo no son provechosos desde ningún punto de vista”. S.S. Dalai Lama, El Poder de la Compasión.